DE LOS ULTRAMARINOS A LAS ABACERÍAS ( I )
La llegada de la década de los 90, algo en lo que insisto con vehemencia, fue el comienzo de cambios de nuestra ciudad, los cuales comenzaron a coger verdadero cuerpo a raíz de la aparición de ese fenómeno conocido como "globalización", del cual parece que nadie habla ahora, pero que en su momento fue aceptado como un paso más dentro de lo que llamamos "progreso". La información es uno de los múltiples factores que beneficia esa "globalización", eso quiere decir que todos podemos exponer ante el mundo entero lo que pretendemos decir. Las ideas se transmiten con velocidad y el trasvase e implantación de nuevas modas es un hecho. Sobre esto último, nuestra Sevilla, no se ha quedado atrás: el caso de la desaparición de las tiendas de ultramarinos y su, de alguna manera, sustitución por las nuevas abacerías, es un hecho que comenzó a notarse con fuerza hace algunos años. Aunque no profundizaremos de las abacerías, sabemos que la diferencia entre ambos comercios es reconocible: En primer lugar, en las tiendas de ultramarinos, conocidas a veces también como "tiendas de comestibles", se despachan latas de conservas y productos frescos al peso o a granel; mientras que, por su parte, en las abacerías también se venden al por menor productos alimenticios de fácil consevación, tales como aceite, legumbres o vinagre. A esto, parece que se pretende incluir un pequeño bar y, en algunos casos, también un comedor. A fin y al cabo, aquí se trata de implantar una tradición de la noche a la mañana, envuelta en un celofán de máscara tradicional, ursurpando aquellos comercios de tienda y barra que instalaron los de la Montaña hace generaciones.
En el espacio de hoy, ofrecemos un pequeño homenaje a las tiendas de ultramarinos de Sevilla, principalmente a las que desaparecieron. Aunque sería casi imposible establecer un catálogo de todas ellas, cuando menos sí nos ceñiremos a mostrar una cierta cantidad de establecimientos, muchos de ellos aún en la memoria de los sevillanos.
LOS TRES LEONES, VIUDA DE A. GÓMEZ Y SAINZ DE LA MAZA
Se hallaba en la céntrica calle Cerrajería, aunque algunas fuentes nos señalan el número 28 de dicha vía, un anuncio de prensa de 1955 nos indica el 32 como lugar. Fue fundada en 1900 por un tío del anterior propietario y heredada por dos empleados que llevaban muchos años en el establecimiento, propiedad, por herencia, de la viuda de D. Antonio Gómez.
Estaba formada por un bajo y un piso superior, el primero utilizado como despacho al público y el segundo como almacén. Acceso y comunicación con el piso superior a la derecha. La zona de ventas tenía planta rectangular de unos 5 metros de ancho por 8 de largo con mobiliario consistente en estanterías de madera pintada y abiertas en todo el perímetro lateral de la fachada, excepto en la zona de acceso del cliente donde sólamente aparecen en la parte alta. El motrador era de madera pintada y tapa de mármol, en forma de L, acotando el lateral izquierdo. Los almacenes ocupaban el primer piso.
Los rótulos se encontraban en el dintel de la fachada, sobre acceso y escaparate en las dos jambas del vano de acceso, realizados en azulejos trianeros platos pintados, muy ornamentados, con la leyenda incluida en dos tondos ( en la jambas ), donde se leía "Coloniales al por menor" y "Ultramarinos", y en el dintel, donde la decoración estaba reducida a un escudo de armas central: " Vda. de A. Gómez y Sáinz de la Maza". El escaparate ocupaba el lateral izquierdo del portal que formaba el acceso con perfiles de madera y basamento ( 40 cm ) de mármol.
ULTRAMARINOS GARAY
Esta tienda de ultramarinos se hallaba en el número 11 calle Arfe. Fundada en 1948 por Manuel Jiménez García, que la obtuvo por traspaso, siendo hasta la fecha despacho de pan y tortas.
En el exterior del local, los rótulos ocupaban un frontón algo rehundido de la línea de fachada, a la altura del dintel de escaparates y acceso con los perfiles de madera pintada y fondo de cristal. En letra imprenta se lee "Garay" y en cursiva "Variedades alimenticias". Está firmado por E. García. Según el propietario, quiso poner "Caray" pero el Ayuntamiento no se lo permitió por indecoroso. Hoy en día, da la impresión que el local ha pasado al ramo de las abacerías.
Como bien sabemos, las abacerías han ido, de alguna forma, sustituyendo a las tradicionales tiendas de ultramarinos, de las que pocas quedan en Sevilla resistiendo el paso del tiempo y que serán reflejadas en el el próximo bloque, además de incluir algunos comercios desaparecidos, como estos de hoy.
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