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lunes, 4 de diciembre de 2017

EL KIOSCO DE FELICIANA, EN LA CONSTITUCIÓN

La extensa panoplia de quioscos sevillanos desaparecidos es una constante a lo largo del universo cotidiano de nuestra ciudad. Los puestos de chucherías y prensa son lugares pequeños que a veces pasan desapercibidos, más aún dentro de la Sevilla actual, una urbe con un Casco Antiguo masificado en que lo pequeño parece difuminarse frente a la avalancha de turistas, bicicletas, vehículos a motor y demás componentes de la calle.

Pero sucedió hace mucho tiempo cuando éramos aquel pueblo grande, la Avenida de la Constitución ofrecía más espacios libres y recovecos, muchos comercios se pasaban más de media vida en un mismo sitio. Tal fue el caso del puesto de prensa de Feliciana. 

El kiosco de Feliciana Macho Valverde se encontraba en la entonces Avenida de José Antonio ( la de la Constitución actual ) lindando con la solitaria calle Felipe Pérez, una vía poco conocida en el noménclator popular sevillano que hace esquina con el edificio del actual Banco de Santander y la escondida calle Batihojas. En la imagen siguiente, el kiosco en 1977; más abajo, perspectiva aérea que nos muestra la ubicación aproximada del puestecillo:





Fueron muchos años los que esta quiosquera de Morón dedicó al gremio desde las dos ubicaciones distintas que sabemos, puesto que anteriormente se hallaba también en una zona cercana a la que nos referimos, lindando el Aero Club. En 1981 fue premiada con el Escudo de Oro de la Agrupación de Vendedores de Prensa de Sevilla.                                                                                                                                                                                                                    
Esta abuela de nuestros puestos de periódicos falleció en 1985. Sin seguridad que pudiera confirmarlo, algunas fotografías aéreas de años posteriores parecen enseñarnos que por lo menos hasta finales de los 90 se pudo haber mantenido el kiosco, o bien cerrado o bien abierto (traspaso o familiar). Pero las imágenes tampoco han ofrecido la suficiente claridad y nuestras investigaciones tampoco.


Esta pequeña dedicatoria va orientada al quiosco sevillano, un pequeño negocio tradicional que debe ser cuidado valorado por las autoridades correspondientes, porque esos puestecillos forman parte de la narración de la Historia de nuestra ciudad. Pese a todo, aspectos como la masificación, la globalización y la especulación, a este paso son y seguirán siendo los auténticos cánceres que acabaron con aquel "pueblo grande" llamado Sevilla.

Por Rafael Medina Delgado, director de sevillaperdida.blogspot.com

viernes, 13 de octubre de 2017

EL KIOSKO DE LOS JARDINES DE CRISTINA

Continuando el repaso a los kioskos desaparecidos, encontramos uno de ellos muy curioso, por haber formado parte de la memoria colectiva de la ciudad, aunque quizá de manera no tan importante; eso sí, siempre dentro de la línea tradicional que formaron aquellos puestecillos pintados en verde o en verdiblanco, muy del gusto andaluz, pero que desaparecieron por puro mandato consistorial, acabándose de esta manera con una estética muy arraigada durante décadas.                                                                                           

EL KIOSKO DE LOS JARDINES DE CRISTINA

Hacia 1932 se inauguraron los actualmente conocidos como Jardines de Cristina (antes Salón de Cristina), dedicados en nombre de María Cristina de Borbón Dos Sicilias, esposa del rey Fernando VII. Aquellos jardines se extendían hasta la Torre del Oro, pero ante a la Exposición de 1929 con la construcción de los hoteles Cristina y Alfonso XIII, quedaron confinados a una superficie similar a la actual. A tenor de lo que nos enseña la siguiente imagen, con la Torre del Oro al fondo, pueden observar la amplitud de los Jardines,  los cuales ocuparían más hasta más allá de la calle Almirante Lobo, llegando al menos hasta donde se halla hoy en día el esperpéntico edificio de Helvetia Seguros:


Las muy recientes restauraciones de los Jardines resultaron satisfactorias en lo referente a la conservación en general, resultando de las obras un espacio para el paseo y disfrute, lejos del estado de abandono en que se encontró el lugar durante años. Sin embargo existe un detalle olvidado, que es el desinterés total del Consistorio por la conservación de los kioskos, ya fueran privados o de pertenencia municipal. Este último caso relacionado con nuestra denuncia, fue el que correspondió a un viejo casetón que estuvo ubicado en aquel parque; al parecer sirvió para uso de los vigilantes de los Jardines y permaneció desde tiempos de la Exposición Iberoamericana del 29 hasta, creemos, relativamente pocos años, afirmando aún de su existencia en 1983. Ojo, de madera y por supuesto verde:                                                                                            


Abajo, atisbándose parte de la Torre del Oro a la izquierda, vemos a la derecha donde estaba el kiosko. La imagen da la impresión de haber sido tomada en la década de los 50. En el muelle, un buque de la Armada Española.  
                                                                                                                                                     

Pero la realidad es que aquella caseta un día de estos desapareció y dejó de ser aquella pequeña figura  desapercibida que formó parte de los Jardines durante tantísimos años ¿la recuerdan? Intentaremos saber qué pasó con aquel kiosko, conocer su actual ubicación si es que aún existe. Quizá fuese rehubicado en el mismo Parque de María Luisa junto a otras casetas similares, si es que aún quedan, claro.




LOS KIOSKOS DE LA PLAZA DEL MUSEO Y LOS DE 1939

LOS KIOSKOS DE LA PLAZA DEL MUSEO Y LOS DE 1939

La mayoría de los kioskos sevillanos de prensa o chucherías, pasaron a un modelo uniforme, perdiendo las variopintas y tradicionales estéticas que los conformaron. La ley de 1998-99 se encargó de ello, facilitándole de esta forma al kiosquero una estructura más moderna, segura y funcional; a cambio, dejamos de ver aquellas casitas de madera, por lo general, de espacio limitado y tal vez frágil apariecia, pero que pertenecieron al costumbrismo que vivió algunas generaciones de sevillanos, cosa esta que poco le importa al político una vez descubre por donde ganar dinero.

Sevilladesaparecida.com ha sido un portal pionero en la investigación y difusión sobre la historia de nuestros quioscos tradicionales. Continuamos en esa línea, dirigiéndonos en esta ocasión a los ubicados en la histórica Plaza del Museo, espacio resultante esta última de una operación urbanística que se culminó con la demolición de gran parte del Convento de la Merced en el siglo XIX.

En 1875 el Ayuntamiento decide celebrar una velada debido a una fiesta religiosa de la Iglesia de San Vicente. Desde entonces se instalaron paradas de carruajes, urinarios públicos y puestos de agua. Rafael Laffon, evocaba a la Plaza como "oscura y desértica" durante la noche, pese a todo, desde los años 90 del siglo pasado se halla concurrida por vagabundos, que ocupan bancos y espacios verdes para dormir, mezclando un paisaje algo pintoresco entre los turistas que visitan la Pinacoteca y la joven chavalería que discurre por allí. En los 80, también acudían mendigos provenientes de una casa ubicada en la calle Abad Gordillo, donde repartían bocadillos.



El kiosko más antiguo del que tenemos constancia se estableciera en la plaza, se encontraba en la acera casi frente a Abad Gordillo, mirando a la fachada de la desaparecida Iglesia de la Asunción, tal como nos lo dice la imagen de la izquierda, que fue tomada en 1928 y en la que figuran, de izquierda a derecha, Juan Antonio Domínguez Valderrama ( propietario de aquel kiosko y padre de la dueña del posterior ), su tío, Francisco Vidal; un taxista, y Josefa Vidal Camacho, hija de Juan Antonio.

Esta clase de puestecillo, pequeñito, se prestaba a abrirse a través del mismo cierre, al parecer, por dos lados distintos. En su tiempo abundaron junto a otros modelos mayores.




Según la hija de Josefa, Carmen Domínguez Vidal, databa de "cuando el Movimiento", el nuevo kiosko que sustituyó al anteriormente reseñado, por lo que se debió establecer entre 1936-39. Por aquellos años y quizá también algo posteriormente, debieron programarse construcciones muy similares, de las que se citan al menos una terna de modelos de sutiles diferencias. A la derecha, el puesto de Carmen cuando ella aún vivía, a principios de los años 80. Aún había espacio para que los chavales dieran patadas a un balón y se asombraran ante la rara aparición de pintorescos personajes foráneos que pasaban por allí. Actualmente, el Quiosco pertenece a Información y Turismo, pero lleva tiempo cerrado. Abajo, vemos que en el plano de la ciudad de 1943 aparece en la Plaza del Museo en su enclave actual; 

Los otros modelos similares al del Museo, estuvieron repartidos por diversos puntos de la ciudad. Caso curioso es el de la Plaza del Duque, que según la perspectiva en la riada de 1961, se hallaba frente al Palacio de los Cavaleri, que en la imagen aún estaba casi en ruinas, pero que a partir de 1963 pasaría a ser los almacenes Lubre. Al no encontrarse en planos de los 40, dataríamos al establecimiento en la década de 1950:
En la Plaza Nueva, sabemos que existieron tres puestecillos, estando uno de ellos a modo de estanco y otro para la venta de la prensa. Esta fotografía particular que hemos recibido, a nombre de Celestino Menéndez Ruiz, tomada a fines de los años 50 y principios del siguiente decenio, nos coloca el Kiosko a la izquierda del lector, en un tiempo pasado libre del trasiego que en nuestros días ofrece el centro:
De igual forma, el plano de 1943-45 nos expone la imagen de los tres puestos, siendo el que está a la siniestra frente al Consistorio el de arriba:
Hasta aquí la primera parte de los modelos de puestecillos que se construyeron a partir de 1936, racionalistas, de forma hexagonal a la última moda de la época. Desaparecidos la mayoría de ellos, seguirán sobresaliendo en su protagonismo, cuyo espacio les dedica sevillaperdida.blogspot.com







LOS KIOSKOS DE LA ALAMEDA DE HÉRCULES ( 1 )

LOS KIOSKOS DE ANTES ( I ): LA ALAMEDA DE HÉRCULES


Cuando salimos a la calle hacemos muchísimas cosas: paseamos, vamos en autobús, en el coche, tomamos algo en un bar, etc, etc. Y muchas veces, nos solemos fijar en aspectos determinados que, por una causa u otra, nos pueden llamar la atención: la fachada de un nuevo comercio que acaba de inaugurarse, el pórtico de una iglesia, un vehículo mal aparcado, la lista de precios del letrero de un bar... y, entre miles y miles de cosas, porque no decirlo también, en nuestros semejantes. Sin embargo, la vida pasa o viceversa, como dijo aquella popular sevillana: "pasa la vida, pasan los años", pero casi nunca nos hemos detenido a observar ese tipo de establecimiento pequeño, normalmente de planta cuadrada y de altura rectangular; un sitio donde compramos el períodico, revistas, y en ocasiones fritos de paquete, frutos secos caramelos, chicles...Hablamos del kiosko, ese pequeño habitáculo que normalmente pasa desapercibido, porque tal vez consideramos que su presencia es algo al uso y no ofrece un interés artístico que llame la atención. No obstante, el kiosko ha demostrado ser referencia obligatoria en la vida de las personas; sobre todo en el momento en que fuímos niños y adolescentes, cuando no sólamente adquiríamos chucherías, sino también otros artículos que con el transcurrir del tiempo y las modas, van cambiando.

Al intentar aproximarnos a décadas pasadas, nos vienen a la memoria aquellos quioscos verdosos o verdes y blancos (muy al gusto andaluz) o también metalizados que predominaron entonces en nuestra ciudad, aquel "pueblo grande" al que en el corto espacio de poco más de veinte años lo convirtieron en una metrópoli donde salvo la mayoría de los puntos considerados patrimoniales, lo demás continúa un meteórico proceso de transformación y desaparición. Los kioscos tampoco han faltado a esta cita eliminatoria.

En 1997, el Ayuntamiento, en un enésimo intento de uniformizar el tamaño y estilo de los quioscos favoreció a los propietarios con un nuevo tipo de instalación más funcional pero dotada de una impersonalidad extrema. En poco más de una década aquellos puestos que varias generaciones conocieron fueron dejando de existir. Pero ¿qué nos queda de aquello?

Hubo un tiempo en que los kioskos de nuestra infancia, padres o abuelos, fueron verdosos, o bien con detalles blancos, o verdes y blancos. Diseños y tamaños no se ajustaban a un sólo patrón; los había muy diferentes. Eso sí, en la década de los años 60 comenzaron a introducirse los metálicos reseñados antes, los cuasi únicos supervivientes de una época desaparecida.

La dificultad que presenta el hecho de revisar y catalogar la totalidad de lo antiguos quioscos que aún quedan de pié no es óbice para que cuando menos poco a poco vayamos incluyendo nuevos ejemplares que, poco a poco, a cuentagotas, aparecen a nuestra vista. Pero también continuamos recuperando imagenes de aquellos que desaparecieron. En este capítulo, dedicaremos el espacio a la Alameda de Hércules. Empecemos justamente en la acera del actual "Café Central". Ese quiosco, que debió ser precioso a juzgar por su diseño, estuvo junto a otros, de los que únicamente existe uno, en un perímetro de escasísimos metros. La imagen se remonta al año 1978:

Cerquísima a aquel kiosko se encontraba el puesto de ¿Maruja?, una señora metida en carnes muy amable y simpática que era conocida por los vecinos del lugar. En la actualidad, con otro propietario, es el único que se resiste a la eliminación. Aunque su ubicación actual parece haber cambiado un poco desde hace algún tiempo y  se ha pintado con ese color "turrón" que está de moda pero que tanto parece afear esa estética blanquecina sevillana. Abajo, en primer término, el kiosko en 1978; pero si se fijan con detenimiento -pese a su tamaño y la escasa calidad de la imagen -a su izquierda, aparece el pequeñito puesto de arriba, que hemos señalado con una flechita en negro. Más abajo, el lugar en la actualidad:




En el mismo entorno, cerquísima, antes de llegar a la entrada de la calle Relator, otro Kiosko. Creemos que estuvo siempre en el mismo lugar y, aunque se le incluyó alguna reforma pequeña, hasta el 2010 aún era visible al final de las columnas de los leones de la nueva Alameda de Hércules. Por allí estuvimos antes de que desapareciese y le hicimos un par de fotos bajo el permiso de su dueño, quien al parecer ahora ha sido trasladado a una nueva construcción de piedra que hace funciones kioskeras pero que ni por asomo aportan el sabor de las de antaño. Veamos las dos imagenes de la joyita hechas antes de su eliminación:




El Casino de los Ferroviarios, de 1900, afortunadamente se respetó. En un lateral del mismo, a su izquierda, se hallaba el puesto de Manuel, hombre de acento norteño que siempre recordaremos con su boina negra. Por mediación de la obra reseñada, en el lugar del kiosko de este hombre se hizo un garage y el establecimiento de Manuel pasó justo frente al Casino. Pues bien, este nuevo quiosco -al parecer antes era de madera-, pasó a ser metalizado, color plateado -una moda ya iniciada más o menos en los 60-. Hasta 2010 el kiosko se mantuvo en el mismo lugar hasta que su propietario pasó a llevar su nuevo puesto de piedra, de los actuales, hasta la fecha actual. Aún, en Google Maps podemos verlo, eso sí, adornado con su correspondiente graffitti (qué le vamos a hacer), aunque nosotros lo fotografiamos en su momento, por lo que se lo mostramos impoluto:


Por último, ya para finalizar el reportaje sobre los kioskos tradicionales, el puesto conocido como el de "la sorda". Aún podía verse hará poco más de una década. Situado en la esquina de una casa actualmente un solitario solar en vías de su edificación, ese quiosco fue el extremo de la Alameda, la frontera entre la entonces llamada calle Doctor Letamendi junto a Amor de Dios. De solitarias tardes en los años setenta, ochenta, paseando por la Alameda, mirando al viejo y pequeño kiosko, recordado aún por muchos debido a la tela asfáltica que ocupaba el techo por la parte frontal. Los tiempos aquellos....


















LOS KIOSKOS DE LA ESTACIÓN DE PLAZA DE ARMAS

Continuando con el recuerdo a la zona de la desaparecida Estación de Plaza de Armas, más popularmente conocida como la de Córdoba, traemos nuevas imagenes que nos ofrecen novedosas perspectivas tomadas en un tiempo pasado, aunque para muchos de nosotros muy reciente. Insistimos en que la Sevilla tradicional dio paso a un progreso voraz cuyo rodillo no se detuvo en el momento de aplastar  y deformar aquellos entornos que a lo largo de años formaron parte de otra Sevilla. Aquellos escombros dejaron paso a la ciudad del 92, sí, pero también se pudieron haber conservado muchas pequeñas construcciones que formaron parte de aquella pintura, pero que los políticos las consideran componente del denominado "mobiliario urbano".

Abajo, perspectiva del kiosko-cantina, ubicado mucho después de la edificación de la Estación de la línea MZA (Madrid-Zaragoza-Alicante), perteneció a aquel paisaje que se mantuvo prácticamente incólume desde fines de la década de los 40, cuando se inició la construcción de la "corta" de Chapina. Anis, coñac, café...mañanas solitarias. Abajo, la cantina, marcada en rojo, perteneciente a una imagen de los años 70. Como pueden apreciar, el kiosko se construyó con trazas regionalistas, respetando el estilo de la Estación.

Una perspectiva siguiente, en esta ocasión cenital, nos ofrece dos puntos distintos: en primer lugar el kiosko visualizado mediante una fotografía aérea del Servicio Fotogramático de la Junta de Andalucía, tomada en marzo del año 1985, cuando aún existían las antiguas estructuras. En segundo término, una vista similar extraída del Google Maps en la que simulamos a través de un rectángulo en rojo donde se ubicaba. aquella construcción. Estaba claro que la pequeña cantina ocupaba un espacio suficientemente estratégico como para bloquear la nueva avenida de Torneo que se estaba proyectando para la ampliación de la Ciudad y los accesos a la Exposición de 1992.

Por último, otra vista de la desaparecida cantina de la Estación MZA. Esta vez la imagen ha sido extraída de la ampliación de una postal original de la RENFE, del año 1978.  Especialmente dedicada para aquellos que se imaginan a una Ciudad todavía en sepia, cuando la siguiente fotografía es a color.  La impronta parece ser que fue tomada desde una azotea cercana de la calle Marqués de Paradas. Más abajo, la postal completa, obviamente, sin Mac Donald´s y demás bares o restaurantes, pero también sin gorrillas y demás ingente presencia de delincuentes.

Pero aún queda por exponer algo más. Como en Sevilla solía haber muchísimos puestecillos (ya hemos hablado de una parte de ellos en el primer reportaje sobre los kioskos antiguos -concretamente  los de la Alameda de Hércules-), en este lugar sabemos que hubo cuando menos otro más, de aquellos a rayas verdes y blancas, muy del gusto andaluz; aquellas casetas que poco a poco  fueron extinguiéndose en su grandísima mayoría y que el Ayuntamiento, con esto de que es mobiliario urbano (igual que le pasó al kiosko-cantina que hemos visto), los hizo desaparecer de su ubicación. Por lo visto, en 1979 o 1980 fue despojado de su ubicación. ¿Habrá todavía quién lo recuerde? Ahí estuvo, justo donde acaba la calle Trastamara, antes de llegar a "La Casa del Labrador", delante de lo que antes fue una peluquería y hoy en día una tienda de calzados Pasarela ¿cerrada ya? no sé, porque a este paso...



LOS KIOSKOS DE LOS AÑOS 80

A principios de los años 80 el Ayuntamiento de entonces, a través de la Delegación Municipal de Infraestructura y Equipamiento Urbano, inventó el tratamiento de "mobiliario urbano" para, entre otros asuntos, plantearse nuevos diseños para los kioskos existentes en la ciudad que fueran los imperantes en aquellos años. De esa manera se comenzaba a dar carpetazo a los puestos tradicionales, de rayas verdiblancas, muchos de ellos  de madera, de entre los que  hemos expuesto algunos en otros reportajes mas el que ahora veremos a continuación:

Uno de los últimos Kioskos tradicionales que sobrevivió en la década de los 80, fue el situado en una esquina de Felipe II. Al parecer, nos cuenta el amigo Enrique Añino, perteneció a dos hermanas muy mayores quienes, además de regentar el negocio, también lo utilizaban como vivienda. Sin embargo, un incendio, fortuito, afortunadamente sin víctimas, provocó la desaparición del puestecillo, que es el que vemos en la imagen:


Arriba, aproximación del lugar en que se encontraba el puestecillo. La imagen de arriba es de 1983.

Como decíamos al principio, a partir de los 80, concretamente desde 1983, el consistorio diseñó nuevos tipos de puestos. Basándose en un diseño privado establecido en la Plaza de Curtidores (cerca de Menéndez Pelayo), fueron colocándose algunos puestos con formas similares a aquel; pese a todo, ese ejemplo fue el menos abundante, pero que a buen seguro muchos los recordarán. A continuación, el kiosko de Curtidores en el año 1983:
Sin embargo, en los ochenta prevalecieron los modelos metálicos, una continuidad de la década anterior. En nuestros días, tras la homologación a partir de 1997, parece cada vez más difícil encontrarlos, sobre todo en color verde; imperando en aluminio, gris o gris plateado. Insistimos en que todos estos puestecillos son más difíciles de encontrar. A continuación hemos seleccionado esta serie de kioskos -alguno de ellos existió hasta hace poco-, casi todos ellos aparentemente en vías de extinción; rara avis entre tanta modernidad; de arriba abajo:

1. Kiosko ubicado en la esquina de la calle Profesor Benaventura Pinillos y la Avenida Alcalde Juan Fernández, El Plantinar. Nos comentan que fue contruido en la década de los 80. ¿Pudiera ser el único que sobrevive de los pintados en verde ?. 2. Esquina Almirante Tenorio-Colegio Ntra Sra de la Esperanza-Recaredo. La propietaria lleva muchos años en el mismo lugar, no comprobándose un horario fijo de apertura. 3. Calle Betis, frente al Río Grande. Era el Kiosko de Manuel, un señor mayor fallecido hace poco tiempo. Al parecer no dejó herederos y el establecimiento, a juzgar por sus reducidas dimensiones en el lugar que ocupa, sea desmantelado. En la misma calle hay dos puestos más, uno de ellos perteneciente a una señora, que aún lo mantiene, a escasos metros de este (tal vez el decano de la zona) , y otro en la acera opuesta, frente al número 39, cerrado hace años. 4. En la calle Farmaceútico Murillo Herrera tenemos este establecimiento metálico, propiedad de una pareja joven que está dispuesta a mantener el mismo kiosko que existe desde finales de los 80. 5. Por último, la última joya color verde de la Alameda de Hércules, que cerró en 2008.

En un próximo reportaje, expondremos más informaciones acerca de kioskos similares, desaparecidos o en vías de extinción. Ahora, los mamotretos de metal de color militar, como bien saben, son los únicos que imperan, habiéndose perdido el puestecillo de toda la vida. Nosotros seguiremos pendientes de los modelos que nos interesan.










KIOSKOS EN CAPUCHINOS, PUMAREJO, MAGADLENA, DUQUE, MACARENA

En el número publicado el 24/02/2014 de mi antiguo blog sevilladesaparecida, hicimos mención acerca de los puestecillos hexagonales que se ubicaron posiblemente entre 1936 - 1939, a semejanza de los modelos destruidos en la Plaza Nueva: En aquel reportaje vimos los colocados en el Museo, Plaza Duque, así como una imagen de uno los tres que hubo en la Plaza Nueva.

El puestecillo de la Ronda de Capuchinos se encontraba justo en la acera de enfrente a la gasolinera, una estación de servicios que se inauguró en 1965 y que ocupó un emplazamiento lindante a la fábrica de papel Onena y que a su vez estaba pegado al famoso cine de verano Capuchinos. Algunos vecinos del lugar afirman que este puesto se desmanteló al construirse en 1978 los bloques de viviendas gemelas números 1 y 3 de la vía sobre parte del derribo del Barrio de San Julián, que comenzó a demolerse en 1962. A este tenor nos compadecemos por este, otro más crimen urbanístico perpetrado una vez más en nuestra ciudad. En el plano de 1943 es mencionado el quiosco, mientras que hemos rayado en rojo parte del todavía existente San Julián; a la izquierda, San Hermenegildo.

No obstante, lo realmente impactante es la fotografía tomada en 1966, ya que la superficie de escampada era donde se ubicaba parte del Barrio de San Julián. En el centro, el Kiosko, más al fondo la gasolinera que se había inaugurado en 1965, mientras que a la izquierda la entrada a los Capuchinos. En el extremo derecho, un niño parece pasear por el solar ( ampliar la imagen ).




















Gobernaron en Sevilla, una vez estallado el Movimiento Nacional, un buen puñado de alcaldes a partir de Ramón de Carranza; entre ellos o alguno de ellos se aprobó la colocación de los puestecillos de los que informamos. Muy popular fue también el ubicado en la plaza del Pumarejo. Sabemos que estuvo delante de la misma puerta del edificio de las antiguas atahonas municipales contruido en 1787 y del que sólo se conserva la fachada con algún añadido posterior; otro ejemplo más de la barbarie y autoflagelación urbanística a la que los dirigentes sevillanos parecieron tener apego desde los comienzos de la Ciudad. En el flanco Este, según el plano de 1943 - bajo estas líneas -, aparece la Casa Palacio de Pumarejo (2), otro edificio del XVIII que esperemos sea conservado; mientras que el número 1 es la mencionada Atahona, el 3 la calle Fray Diego de Cádiz y el 4 la calle Aniceto Sáenz.


También la imagen de ABC nos clarifica más tanto las Atahonas como el puestecillo. En los años 80 quizá debió ser sustituído por otro de chapa, una especie de modelo standard que desde finales de la dácada anterior ya comenzaba a sustituir a los de madera, observando aquel en la segunda foto por abajo. Actualmente no existen quioscos en esta plaza, mas la presencia masiva de maleantes en la zona no supone un incentivo para los kiosqueros.


Sobre el kiosco de la Magdalena no hemos encontrado imágenes de fotografía, pero sí disponemos del plano de 1944, donde figura su emplazamiento. En aquel mismo lugar, también en los setenta, al parecer se debió colocar uno de flores que a su vez pudo haber coexistido junto a otro de chapa color aluminio plateado. Interesante las dos vías tranviarias que entonces rodeaban la Plaza, llamada a la sazón del triunfo del Alzamiento en Sevilla como Plaza del General Franco, en 1936. En 1980 se rotuló de forma definitiva como la Plaza de la Magdalena.

Tampoco estaría de más volver a citar el puesto de la Plaza del Duque, que no aparecía en los planos que manejamos de los 40, por lo que tal vez pudo haberse establecido en la década siguiente. Estas perspectivas nos enseñan el techo del Palacio de los Cavaleri y el puestecillo en la esquina, incluso con algunos negocios en la planta baja:

Finalizamos con una escena cotidiana frente a la Basílica de la Macarena, apreciando en primer plano el kiosquillo, que quizá junto al de la Plaza del Museo, sea uno de los dos últimos representantes de un estilo que hace muchísimos años fue una mezcla de aparente monumentalidad y señorío, sobresaliendo por aquellas líneas hexagonales que, si bien nos recuerdan a los seises, no le hemos encontrado ningún trasfondo más allá del de poder atender al público en todas las aristas posibles. Estos puestecillos deberían ser conservados, pues formaron parte del panorama cotidiano sevillano en su momento, lejos de los actuales, de mayor impersonalidad, pero que el Ayuntamiento, continuador también de estos poco románticos tiempos, se propuso imponer.



sábado, 15 de abril de 2017

EL KIOSKO DE LA CALLE ARFE

Entre la Freiduría y el Bar Arenal, en plena calle Arfe, existe desde hace aproximadamente una década, un puestecillo de prensa y chucherías de estilo moderno, muy del gusto impuesto por anteriores ayuntamientos de la ciudad, quienes a finales de la década de los 90 decidieron unificar a una serie de modelos de kioscos quizá más acordes al aspecto que la ciudad ofrecía en muchos lugares ( sobre todo de interés turístico, comprendiendo Casco Antiguo - Triana - Remedios - Rondas varias, etc. ), e incluyendo asímismo una comodidad y seguridad para el vendedor, superior a la que ofrecían años atrás aquellos puestos de chapa o madera, tan tradicionales entonces. La principal y única consecuencia de cara a la estética fue la pérdida de escenas seculares que durante tiempo inmemorial figuraron como parte del paisaje cotidiano de esta ciudad, desapareciendo para siempre aquellas cajitas de chapa plateada, madera verde, o rayadas en verde y blanco, que contribuyeron a barnizar calles y plazas de nuestra ciudad en un mosaico más costumbrista y personalizado, todo lo contrario a lo que actualmente se luce. 

Ejemplo de lo anterior expuesto fue el puestecillo de chucherías y prensa que se encontraba justo delante del ángulo formado por los números 4 y 8 de la calle Arfe ( según referencias catastrales actuales ). La imagen es de la década de 1980:



Ya el plano urbano de 1943 contemplaba en aquella localización las iniciales "Kco", en aquel lugar:  

Una visión más actual de lo que fue el emplazamiento del quiosco, la tenemos en esta perspectiva extraída Google Maps 2015:

En la primera mitad del 2000, el kiosco fue desmantelado, y Antonio, el propietario, pudo disponer de otro que se colocó más adelante, justo en el pico que hace esquina Adriano-Antonia Díaz, en la misma acera al lado de la Cafetería-Pastelería Los Ángeles, lo que fue antiguamente el bar Nápoles de Pepe Valera. Por supuesto, es una estructura bunkerizada, verde muy oscuro, que aquí no vamos a reproducir pues está a la vista para el viandante; carente del encanto que tuvo el viejo puesto, cuya original ubicación además, personalizaba un rincón idílico que llenaba de vida el lugar.

Según nos relataba el propietario, el kiosco fue adquirido por su suegro Manuel Muñoz, a otro previo dueño, en una versión anterior de madera, renovándose ya en los 80 con chapa, tal y como vemos en las fotografías. Emplazado en pleno universo castizo de la ciudad, Antonio recuerda haber vendido a personajes populares, incluyendo naturalmente a toreros como Antonio Ordóñez o Espartaco, quien iba a pelarse muy cerca de allí. 

Tejidos Arfe, Bar Nápoles, Almacenes Contreras, Ultramarinos en Arfe 10, Pescadería Arenal, Caja de Ahorros Provincial San Fernando, Calzados Ruiz, Mesón Sevilla, Bernardo Guerra, Bodeguita Arfe, la freiduría de Isabelita,  el kiosco de la esquina.....

Sevilladesaparecida continúa dedicando investigación y tiempo a espacios como estos puestecillos que poco a poco fueron desapareciendo, de los que sólo quedan algunos repartidos principalmente en barriadas más extramuros. Y recuerde, si usted regentó alguna vez uno de estos kioscos, contacte con nosotros, porque nuestra razón de ser es la de recuperarlos para la memoria colectiva.