En nuestra Sevilla Perdida, hemos incluído también el deporte como otro elemento a investigar dentro de lo que es la sociología sevillana; para ello, de momento, esta web alarga sus raíces hasta los años 40 y 50 de nuestra ciudad. Llama poderosamente la atención una época futbolística, encuadrada dentro de la vida del Real Betis Balompié, cuando el equipo sevillano verdiblanco militaba por la Tercera División del fútbol español, tras haber conseguido la gloria a mediados de los años treinta, tras la Guerra Civil vivir los años más negros y difíciles de su historia; período este que significó un proceso agónico que pudo terminar en la desaparición de la entidad bética.
Hablamos, por supuesto, de una Sevilla mucho más pequeña y con menos población, sumándole a todo esto una enorme falta de medios de transporte dispuestos por el Ayuntamiento. Heliópolis ( actual Villamarín), el Estadio donde jugaba el Real Betis Balompié, fue durante aquellos años un destino francamente difícil para aquellos aficionados que los domingos pretendían acudir a su cita bética, por supuesto, en Tercera División.
En primer lugar, habría que hablar de los tranvías. Edificada en 1928 ante la Exposición Iberoamericana, la barriada de Heliópolis se nutría de dos líneas tranviarias que a su vez cubrían el sector sur: la primera iba desde Pasarla hasta Enramadilla, siguiendo desde allí por la Avenida de la Borbolla hasta Eritaña y Guadaira. Dicha línea se realizó entre 1911 y 1924, coincidiendo con la edificación de El Porvenir. Otra línea, desde la Glorieta del Cid hasta directamente Heliópolis, establecida en 1944 (Fuente Archivo Municipal Histórico: Tranvías, informe sobre el inventario..." 1949 ; Sevilla, Centralidad Regional y Organización interna de su espacio urbano, por Antonio González Dorado, Área de Cultura y Fiestas Mayores. Ayuntamiento de Sevilla). Desde 1943 el Betis inició un corto y difícil peregrinaje por la 2ª División que culminó cuatro años después con el descenso a la siguiente Categoría del fútbol español. Habría que matizar que aquellas dos líneas regulares aún no eran reforzadas los días de partido, por lo que las dificultades sufridas por la afición verdiblanca para acudir a ver a su equipo, eran patentes; sumando la particularidad de la existencia de una sóla línea, como hemos especificado, hasta 1944.
La imagen de abajo, perteneciente a la Asociación del Foro de Heliópolis, aparece fechada en 1945, coincidiendo con el reciente establecimiento de la línea 24. Salvo excepciones, aún no había establecido un refuerzo de tranvías para ver los partidos.
A vueltas con los tranvías, los problemas con dicho servicio relacionados con los partidos venían desde antes. Hemos hallado una crónica de la revista deportiva Trofeo, en concreto el número 21, perteneciente al 13 de enero de 1949. Relacionado con el Betis-Larache jugado el día 9 de aquel mes: “Lluvia pertinaz, frío y un viento que no amainó ni un instante constituyeron el fondo del encuentro. Sumadas a estas molestias la lejanía del Estadio y el pésimo servicio de tranvías, era lógico que el partido se disputara casi en familia”. ¿ Por qué esos problemas de la línea de Heliópolis ? ¿no jugaba el Betis aquel día un partido de Liga? Al parecer, las dos primeras temporadas del Betis en la Tercera División , las 47-48 y 48-49, debieron ser insufribles para el aficionado verdiblanco, en lo referente al poder asistir sin complicaciones de transporte al recinto heliopolitano. La siguiente imagen. extraída del Foro de Heliópolis, nos enseña un tranvía de 1948:
Acerca del servicio de autobuses, sabemos a través de una nota de “El Correo de Andalucía” del 19 de abril de 1953, que “El servicio de autobuses a Heliópolis funcionará como de costumbre para facilitar el traslado de los aficionados”. En concreto se utilizaban cada día de partido entre 20 y 26 coches. No hemos hallado informaciones anteriores acerca de autobuses regulares habilitados con destino a partidos de Heliópolis, y nos preguntamos por qué fue a partir de aquel 1953, cuando a la línea regular (ya desde 1952) se sumaron los autobuses especiales continuos para los partidos:
Las medidas de la Delegación de Transportes parecían acertadas, sin embargo, hasta 1952 (¿por qué no antes?) habían pasado años en que se perdía una posibilidad de llevar más béticos al Estadio en los partidos, e inclusive a los deportistas de las categorías inferiores para que utilizasen el terreno de juego para poder entrenar.
Por todo, en la memoria de muchos antiguos aficionados béticos quedan aquellos tiempos, en los que los avatares de unían unos a otros; los momentos en que aquellas dificultades dieron, posiblemente, lugar al nacimiento del Manque Pierda.
A la memoria de Antonio Picchi Castro y de Alfonso Jaramillo González.
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