Este blog, como bien conocen nuestros seguidores, ha sido pionero en el estudio de la Alameda de Hércules, principalmente desde principios del siglo XX, pasando por la postguerra y finalizando en los albores de la Exposición de 1992, a tenor de la enorme cantidad de información publicada, material hasta el momento ignoto, consistente en datos e imágenes. Sin embargo, aún quedan algunas aristas para cuadrar el círculo, representándose una de ellas en ese pequeño tramo situado al Este del bulevar que se forma al final de la calle Amor de Dios y al principio de la Correduría, que continúa agrandándose hacia el sur finalizando en Trajano. Es una parte más bien de tránsito, pues los extremos alamedanos acaban en arterias importantes como, además de las mencionadas, Peral o Calatrava, que permiten ir de calle en calle y dar la vuelta al rectángulo herculano. Una toma del Google Maps marcada con una línea roja nos aclarará mejor el espacio que trataremos:
El Sureste de la Alameda, flanco añejo que encontró la ubicación de lugares populares e históricos como la Cafetería Las Maravillas o el Colegio San Luis Gonzaga, por no olvidarnos de la freiduría La Isla o la administración de quinielas Chispitas, entre otros.
La desembocadura de Amor de Dios hacia Alameda, es abierta, amplia. A la izquierda, en primer término, se encuentra una edificación fechada en 1930 que correspondió al famoso Café Bar Las Maravillas, espacio ineludible del costumbrismo sevillano, cita de la flor y nata de las clases medias o altas locales, y del flamenco de entonces: Manuel Vallejo, Caracol, Realito, Niño Gloria; tiempos de aquel limpiabotas conocido por el Masca, del tranvía que paraba enfrente.
La arriada de 1961 nos dejó imágenes como esta magnífica perspectiva de Las Maravillas gobernando el ángulo entre Amor de Dios y el fondo meridional de la Alameda. Aún podía verse, a la derecha, uno de los magníficos kioskos hexagonales que al parecer complementaron a aquellos otros establecidos en la Exposición de 1929. Detrás del puesto aparece el edificio del centro docente San Luis Gonzaga:
Eugenio García Carrera dejó el establecimiento a sus hijos Eugenio y Claudio, quienes asistieron al declive del local, que pudo haber comenzado a mediados de los 80 hasta su clausura y que permaneció con el cerrojo echado un chaparrón de años. Desde el exterior, a través de sus cristaleras, se podían contemplar las butacas apiladas y empotradas, una pequeña decoración de piedra con luces, a modo de gruta, mientras que en la parte superior, por fuera, se podía leer el nombre del bar en relieve, evocando el conjunto una reforma sufrida con sabor a la segunda mitad de los 60 y principios de 1970. Era, el amago de lo moderno, mientras que en lo cotidiano se llegaba a la decadencia de una de las cafeterías con más solera de la Ciudad.
El Colegio San Luis Gonzaga, tal y como apuntábamos. Hemos encontrado datos acerca de su existencia desde los primeros años del siglo XX. Al parecer, una de las fachadas de entrada estaba en el número 33 de Amor de Dios; quizá, la parte trasera de Las Maravillas que aún podemos apreciar en la imagen de arriba, justo detrás del carro en la arriada, comunicando casi al frente de la calle Morgado; mientras que otro de sus frontales daba a Trajano, como vemos en esta imagen de la izquierda, que en su momento publicamos en el primero de los reportajes sobre la Alameda. Este Gonzaga no es el mismo que primero, en San Luis, y luego, en la Carretera de Alcalá de Guadaíra, impartía clases para invidentes. En este caso, se daba Párvulos, Primaria y estudios para Ingreso y Bachillerato. Aquellas generaciones de niños ( centro unisexo ), con el paso del tiempo recuerdan las medidas disciplinarias que se aplicaban entonces ( la letra con sangre entra ), hoy en día impensables, sobre todo para unos chiquillos de entre 6 y 10 o 12 años.
Era, al fin y al cabo, no sólo el respeto al profesor, sino también el miedo a ese maestro quien, o bien te abofeteaba o te daba un palmetazo con aquel palo rectangular de madera. En primer término, vemos una imagen del Primer Curso de 1975, en la que figuran en ambos extremos Manuel ( director del centro ) y Rafael ( subdirector ); más abajo, sello del Colegio en un Libro de Escolaridad de la antigua E.G.B.
En el tramo Este de la Alameda, finalizando Amor de Dios, nos encontrábamos con cuatro establecimientos que en los años setenta y ochenta llegaron a ser populares. Ubicados de forma consecutiva, nos encontrábamos con el establecimiento de quinielas y juegos de azar Chispitas, la pajarería de Antonio, conocida como La Jaula o El Pájaro Loco, el comercio de electrodomésticos CARBE, mas la freiduría La Isla.
Sobre Chispitas encontramos noticias a partir de anuncios de prensa de a principios de 1970. Se trataba, al parecer, de un local de apuestas deportivas en el que se repartieron numerosos premios, principalmente quinielísticos. Sabemos que bien entrados los 80, fue muy reformado, incluyéndose allí mismo una cervecería, o tal vez abacería. En primer plano, vemos una imagen frontal del establecimiento en B/N fechada en 1972, posando delante los agraciados de algún premio importante proporcionado a través de aquella peña quinielística. Abajo, una perspectiva lograda desde la misma acera del San Luis Gonzaga, en torno a 1981, apreciándose una de las primeras paradas de la línea 13, un kiosko de metal, y además un viejo 600.
A la izquierda de Chispitas surgieron dos comercios diferentes, como fueron los Muebles y Electrodomécticos Carbe, la pajarería La Jaula y la Cervecería Los Escudos. La primera toma que vemos tras estas líneas, más general, similar a la de arriba, está realizada por un videoaficionado durante la Semana Santa de 1988, ante la Cofradía de La Hiniesta; en segundo término, una visión más cercana, también de aquel Domingo de Ramos, viéndose Carbe y La Jaula. Nuestra Semana Grande siempre fue un buen referente para el aprovechamiento fotográfico de lugares que durante los días cotidianos pasan más desapercibidos.
En aquel espacio, por supuesto que existieron otros negocios anteriormente a los mencionados, tales como la peluquería de Bernabé Cortijo, quien fue padre del pintor sevillano Francisco Cortijo ( 1936-1996 ), o una de las puertas adosadas al colegio San Luis Gonzaga, fue durante años el local de José, el barbero. Personajes y lugares de otros tiempos y otras modas.
De esta manera, sevilladesaparecida.com abarca otra de las zonas de la Alameda de Hércules menos tratadas por la literatura local hasta el momento, siempre en pos de la finalidad que este portal busca en la originalidad de sus relatos e imágenes.
Agradecimientos a Manuel Melado, popular peluquero de la Calle Amor de Dios y personalidad dentro del arte y las letras sevillanas, por su cuota de colaboración en esta reseña.
Se prohibe expresamente la reproducción parcial o total, asímismo como la publicación de imagenes colgadas en este blog sin previo permiso de su propietario Rafael Medina Delgado, ateniéndose al Copyright legal pertinente y a las medidas judiciales que éste pueda tomar en este sentido.
La desembocadura de Amor de Dios hacia Alameda, es abierta, amplia. A la izquierda, en primer término, se encuentra una edificación fechada en 1930 que correspondió al famoso Café Bar Las Maravillas, espacio ineludible del costumbrismo sevillano, cita de la flor y nata de las clases medias o altas locales, y del flamenco de entonces: Manuel Vallejo, Caracol, Realito, Niño Gloria; tiempos de aquel limpiabotas conocido por el Masca, del tranvía que paraba enfrente.
La arriada de 1961 nos dejó imágenes como esta magnífica perspectiva de Las Maravillas gobernando el ángulo entre Amor de Dios y el fondo meridional de la Alameda. Aún podía verse, a la derecha, uno de los magníficos kioskos hexagonales que al parecer complementaron a aquellos otros establecidos en la Exposición de 1929. Detrás del puesto aparece el edificio del centro docente San Luis Gonzaga:
Eugenio García Carrera dejó el establecimiento a sus hijos Eugenio y Claudio, quienes asistieron al declive del local, que pudo haber comenzado a mediados de los 80 hasta su clausura y que permaneció con el cerrojo echado un chaparrón de años. Desde el exterior, a través de sus cristaleras, se podían contemplar las butacas apiladas y empotradas, una pequeña decoración de piedra con luces, a modo de gruta, mientras que en la parte superior, por fuera, se podía leer el nombre del bar en relieve, evocando el conjunto una reforma sufrida con sabor a la segunda mitad de los 60 y principios de 1970. Era, el amago de lo moderno, mientras que en lo cotidiano se llegaba a la decadencia de una de las cafeterías con más solera de la Ciudad.
El Colegio San Luis Gonzaga, tal y como apuntábamos. Hemos encontrado datos acerca de su existencia desde los primeros años del siglo XX. Al parecer, una de las fachadas de entrada estaba en el número 33 de Amor de Dios; quizá, la parte trasera de Las Maravillas que aún podemos apreciar en la imagen de arriba, justo detrás del carro en la arriada, comunicando casi al frente de la calle Morgado; mientras que otro de sus frontales daba a Trajano, como vemos en esta imagen de la izquierda, que en su momento publicamos en el primero de los reportajes sobre la Alameda. Este Gonzaga no es el mismo que primero, en San Luis, y luego, en la Carretera de Alcalá de Guadaíra, impartía clases para invidentes. En este caso, se daba Párvulos, Primaria y estudios para Ingreso y Bachillerato. Aquellas generaciones de niños ( centro unisexo ), con el paso del tiempo recuerdan las medidas disciplinarias que se aplicaban entonces ( la letra con sangre entra ), hoy en día impensables, sobre todo para unos chiquillos de entre 6 y 10 o 12 años.
Era, al fin y al cabo, no sólo el respeto al profesor, sino también el miedo a ese maestro quien, o bien te abofeteaba o te daba un palmetazo con aquel palo rectangular de madera. En primer término, vemos una imagen del Primer Curso de 1975, en la que figuran en ambos extremos Manuel ( director del centro ) y Rafael ( subdirector ); más abajo, sello del Colegio en un Libro de Escolaridad de la antigua E.G.B.
En el tramo Este de la Alameda, finalizando Amor de Dios, nos encontrábamos con cuatro establecimientos que en los años setenta y ochenta llegaron a ser populares. Ubicados de forma consecutiva, nos encontrábamos con el establecimiento de quinielas y juegos de azar Chispitas, la pajarería de Antonio, conocida como La Jaula o El Pájaro Loco, el comercio de electrodomésticos CARBE, mas la freiduría La Isla.
Sobre Chispitas encontramos noticias a partir de anuncios de prensa de a principios de 1970. Se trataba, al parecer, de un local de apuestas deportivas en el que se repartieron numerosos premios, principalmente quinielísticos. Sabemos que bien entrados los 80, fue muy reformado, incluyéndose allí mismo una cervecería, o tal vez abacería. En primer plano, vemos una imagen frontal del establecimiento en B/N fechada en 1972, posando delante los agraciados de algún premio importante proporcionado a través de aquella peña quinielística. Abajo, una perspectiva lograda desde la misma acera del San Luis Gonzaga, en torno a 1981, apreciándose una de las primeras paradas de la línea 13, un kiosko de metal, y además un viejo 600.
A la izquierda de Chispitas surgieron dos comercios diferentes, como fueron los Muebles y Electrodomécticos Carbe, la pajarería La Jaula y la Cervecería Los Escudos. La primera toma que vemos tras estas líneas, más general, similar a la de arriba, está realizada por un videoaficionado durante la Semana Santa de 1988, ante la Cofradía de La Hiniesta; en segundo término, una visión más cercana, también de aquel Domingo de Ramos, viéndose Carbe y La Jaula. Nuestra Semana Grande siempre fue un buen referente para el aprovechamiento fotográfico de lugares que durante los días cotidianos pasan más desapercibidos.
En aquel espacio, por supuesto que existieron otros negocios anteriormente a los mencionados, tales como la peluquería de Bernabé Cortijo, quien fue padre del pintor sevillano Francisco Cortijo ( 1936-1996 ), o una de las puertas adosadas al colegio San Luis Gonzaga, fue durante años el local de José, el barbero. Personajes y lugares de otros tiempos y otras modas.
De esta manera, sevilladesaparecida.com abarca otra de las zonas de la Alameda de Hércules menos tratadas por la literatura local hasta el momento, siempre en pos de la finalidad que este portal busca en la originalidad de sus relatos e imágenes.
Agradecimientos a Manuel Melado, popular peluquero de la Calle Amor de Dios y personalidad dentro del arte y las letras sevillanas, por su cuota de colaboración en esta reseña.
Se prohibe expresamente la reproducción parcial o total, asímismo como la publicación de imagenes colgadas en este blog sin previo permiso de su propietario Rafael Medina Delgado, ateniéndose al Copyright legal pertinente y a las medidas judiciales que éste pueda tomar en este sentido.
Hola! De dónde sacaste por favor el documento firmado de 1974-1975? Es la firma de mi padre fallecido José Luis García. Me interesa mucho! Gracias!!
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