viernes, 13 de octubre de 2017

EL ADIÓS DE LOS ALMACENES VILIMA


Leyenda de los almacenes Vilima en la calle Lagar. Fuente: josecarlos.net

Hace pocos días nos enteramos a través de la prensa del cierre definitivo de los almacenes Vilima, es decir, aquel edificio que aún permanece en la calle Lagar número 2, esquina Puente y Pellón. Ante la desaparición de aquellos grandes almacenes, nuestro amigo José Carlos ha publicado en su blog www.josecarlos.net un interesante comentario que copiamos y a continuación publicamos aquí :

Casi de incógnito, con ciertas dosis de nocturnidad, sin ruido, discretamente…así se nos ha ido para siempre uno de esos símbolos de la Sevilla que uno recordará toda su vida: la de las bulliciosas calles del centro y la de los almacenes de telas.

Un anuncio en la prensa local anunciaba hoy la disolución de Vilima que, si bien lleva varios años con las puertas cerradas, ahora se oficializa su defunción definitiva. Estos emblemáticos almacenes, en la calle Puente y Pellón, es una víctima más, otra más, del declive de la zona en la que se encuentra, en parte por su situación de difícil acceso y, por supuesto, por el abandono municipal a los comerciantes de esa zona que el Ayuntamiento lleva décadas perpetrando con enorme alevosía, con unas interminables obras en la Encarnación, con continuos levantamiento de aceras y un largo catálogo de despropósitos.

En sus mejores momentos, que fueron hace más de dos décadas, Vilima tuvo, creo recordar, hasta 7 plantas, cafetería, decenas de trabajadores siempre atentos y un surtido envidiable de prendas. Yo la recuerdo por los abrigos expuestos en sus escaparates y por los rollos kilométricos de telas de todas clases y colores, telas que acababan convirtiéndose en una falda o un vestido gracias a los patrones de la revista “Burda”, que ya podría haber tenido un nombre un poco más atractivo, dicho sea de paso.

Cada vez que un negocio emblemático cierra sus puertas, se van para siempre unas vivencias que sólo perdurarán en el recuerdo de quienes tuvimos la ocasión de conocerlo y de sentirlo, de una forma u otra, como una parte más de nuestra vida. Hoy, Vilima; como ayer Gicos, Simago y tantos otros comercios que ya sólo podremos recordar como parte de una Sevilla, la de nuestra infancia, perdida para siempre en el tiempo. "

Muchos años han llovido desde que allá por 1963, el almeriense José Lirola Cerezuela abrió este centro comercial, el cual tuvo que ser renovado, adquiriendo una imagen similar a la actual, tras el incendio sucedido en julio de 1968, reabriéndose y ampliándose al año siguiente. Hasta 150 empleados se llegó a constar. El edificio disponía de seis plantas, incluyendo cafetería, estanco, ropa, peluquería y hasta un supermercado en la planta sótano; es decir, una innovación para la época, emulándose al reciente Corte Inglés. De aquella forma se reforzó notablemente el comercio en Puente y Pellón y demás calles aledañas a la Encarnación, Sierpes y El Salvador. Muchos aún recordamos aquel " ¡¡ Zafarrancho Vilima !! ", mensaje publicitario que podíamos escuchar en las emisoras de la radio en los 70, 80 y parte de los 90.


En paralelo a la decadencia comercial de la zona, Vilima cerró en 2001, abriéndose sólo de forma muy esporádica durante esta década, como por ejemplo se hizo para la película "Crimen perfecto" de Alex de la Iglesia, en 2004.


Abajo, cerramos el reportaje mediante una imagen tomada en 1978 que recoje una calle Puente y Pellón llena de vida. Ese letrero al fondo del camino está por desaparecer una vez que en lugar de Vilima se establezca un hotel de 4 estrellas de la cadena hotelera High Tech, que ya veremos cuanto dura, mas aún dentro de esta sociedad globalizada y de continuos cambios; porque desde luego, estos más de 30 años de la Vilima tal y como la conocimos, bien que se han merecido una pequeña dedicatoria en esta Sevilla Perdida.







  






3 comentarios:

  1. Que nostalgia me encantaba subír la escalera a la segunda planta,mis padres nos vestían en colina,el ayuntamiento le daba vales a mi padre y luego se lo descontaban de la nómina poco a poco.

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  2. Que nostalgia me encantaba subír la escalera a la segunda planta,mis padres nos vestían en vilima,el ayuntamiento le daba vales a mi padre y luego se lo descontaban de la nómina poco a poco.

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  3. Yo trabaje en vilima en los años 73-74-75-76-77.era el niño del almacen en sotano uno...mi primer trabajo que recuerdos mas bonito....manolito.

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