viernes, 13 de octubre de 2017

EL PATIO DE SAN LAUREANO

Situado en el tramo extramuros de la calle Alfonso XII, pasando la Puerta Real, dentro de la configuración de los Humeros y desembocando en prácticamente al final de la calle Marqués de Paradas, se halla la construcción conocida como el Patio de San Laureano, la cual ha llegado a nuestros días bajo gran parte de su configuración principal, no sin antes haber soportado muchísimos avatares y cambios. La solución final a la fábrica fue la creación de viviendas privadas interiores, que exteriormente han pintado una imagen nueva, pero ya alejada de la pintoresca que se conoció en las décadas de la segunda mitad del siglo XX.

La zona de los Humeros estaba formada por una serie de huertas islámicas que pasaron por diversos dueños en los años del repartimiento de tierras y propiedades, desde mediados del XIII. En concreto, los cultivos del sur de la colación fueron a manos del rico judío Zulema; después pasaron a la Catedral. Pero con el paso de los años, la parte campestre más pegada a la muralla y a la Puerta de Goles, fue transformándose en un muladar donde los vecinos depositaban las inmundicias y así el adarve fue creciendo en altura, sirviendo primero de refugio improvisado ante las inundaciones y, más tarde, como espacio donde se colocó un molino de trigo, en 1455, aprovechando el viendo generado en la elevación.

En 1526, Hernando Colón, hijo del Descubridor de América, se hizo con las huertas, comprándoselas a la Iglesia de San Miguel. En parte de lo que luego fue la superficie de el Patio, Colón edificó una hermosa casa, sobre cuyo estilo y composición se han realizado hasta la fecha diversos estudios, coincidiéndose en la originalidad del edificio, posíblemente construido en ladrillo y compuesto por dos loggias en doble piso, bajo unas medidas de 55 x 22m.

Abajo, plano de lo que debió ser la casa de Hernando Colón superpuesta al posterior Patio de San Laureano, entonces jardines y huertas:

En 1563 la casa de Colón pasará a nuevos propietarios: el banquero genovés Pero Juan Leardo y su yerno Antonio Farfán. El siguiente ocupante fue el ollero Juan Perazo, fundando una ollería que ocupó parte de las caballerizas y jardines.

En 1585, la Hermandad del Santo Entierro se estableció en parte del edificio, ocupando como capilla, suponemos, la que fue de Colón en la casa, embargando finalmente el resto del lugar de los olleros, en 1672.


Finalmente, en paralelo a aquellos años, a principios de 1600 fue la Hermandad de la Merced quien, compartiendo la fábrica con la del Santo Entierro y con la ollería, fundara el Colegio de San Laureano, finalizado en su construcción en 1712.


Una vez establecido el Colegio, los religiosos administraban el viático a los vecinos del barrio de los Humeros a altas horas de la noche, debido al cierre de la Puerta Real.

González de León, en 1844, describió como pudo ser el edificio (que ya llevaba décadas abandonado): "'Este Colegio ... tenía bastante extensión: constaba de dos patios claustrados con columnas, de los cuáles aún permanece parte del principal. Asimismo, tenía buenos dormitorios y clases de estudio. Su iglesia era
pequeña , de una nave con poco adorno".


Entre 1750-61, en la antigua ollería de Perazo, se estableció y construyó la capilla de Nuestra Señora del Rosario, imagen que veremos más abajo.


El Colegio de San Laureano desapareció por causa, primero, de la reducción de religiosos en 1766; luego, en 1810, el Mariscal Soult expolió sus enseres, al igual que los de la Merced y del Santo Entierro. El edificio  sufrió daños de consideración. Los mercedarios regresaron en 1814, pero un incendio puso fin a sus proyectos hasta que la desamortización en 1836 puso fin a la propiedad de aquellos. Posteriormente, el Patio realizó funciones de presidio correccional, luego, guarnición y almacén de provisiones. Para esto último lo destinó el general Lara, siendo el principal cambio del edificio en los últimos años. Del Colegio de San Laureano, de infausto sino, poco resta: su iglesia, un segmento de arquería y, tal vez, algunos muros y habitaciones.

Pero la esencia de San Laureano logró esquivar avatares tales como la vías ferroviarias, los ensaches y el derribo de la Puerta de Goles, llegando casi incólume al Siglo XX.


En la década de los 70, diversos locales que conformaban el Patio pasaron a manos de empresarios, como Juan Castrillón Montoto, quien estableció un local al estilo pub juvenil que tuvo poca continuidad, debido a la delincuencia y las drogas que invadieron la zona. Posteriormente, ya en los 80, nuevos intentos de colocar bares se dejaron el éxito en el camino. Abajo, espacio dedicado por el diario ABC, en 1978, donde se indincan las actividades que se establecieron en el Patio, que tras años de abandono llegó a recuperarse.


La imagen que vemos a continuación perteneciente al servicio fotogramático de la Junta de Andalucía del Patio de San Laureano visto desde el aire, en 1985:

Arriba, en primer lugar (1), un paquete de suelo resistente al tiempo, cuyo espacio formó parte, creemos, de la ollería de Perazo. Podríamos casi decir que es uno de los últimos supervivientes de los límites extramuros de Sevilla que nunca fue urbanizado. En caso de rellenarse mediante edilicia, la Capilla del Rosario quedaría cerrada y podrían afectarse sus cimientos. Durante la primera mitad de los 80 sirvió como aparcamiento, "el parking San Laureano" (aunque no tenía nada que ver con el Patio), una vez que no prosperó un proyecto particular de elevar un par de edificios de dos plantas. Como puede apreciarse en la foto de arriba, a la parcela aún no se le había sumado un espacio resultante de la nueva conexión Marqués de Paradas-Torneo, en 1992-1998. Otro proyecto reciente, fue el de la cesión de Urbanismo del paquete para que se construyera el Centro de Estudios Andaluces. Abajo, material colocándose ante la inminencia de las obras, en 2006. Sobre la evolución del asunto no estamos muy enterados, pero desde luego, creemos que un parque infantil no vendría nada mal al lugar, o por qué no, dejarlo tranquilo.

(2) Capilla del Rosario. Bendecida en 1761. Los vecinos de los Humeros, de esta forma podían venerar la imagen de la Virgen del Rosario realizada en aquel año, manteniéndose también la devoción por la práctica del Rosario. La Hermandad constituida solía organizar un vía crucis. En el presbiterio hay un retablo realizado en 1764. Entre otra imagenes destacables albergadas en la capilla está el Cristo de la Paz, que parece ser del siglo XIX, y un San José con el niño, muy del estilo de Felipe de Rivas. Cada 12 de octubre se concreta la procesión del Rosario público de la Aurora.
(3) El Patio, indicándose con las flechas algunos locales comerciales.
(4) Capilla del Patio de San Laureano y arquerías.

En la actualidad, el Patio de San Laureano es un edificio de viviendas privadas, cerrado, de aspecto hermético. Tanto por fuera como por dentro ya no es el mismo, ha perdido su antigua fisonomía. La Capilla, según muestran otros blogs dedicados a temas sevillanos, nos la exponen en estado ruinoso. Para terminar el asunto, colocamos la imagen de este "pastiche", que enseña la parte de atrás de la Capilla, lindando con la calle Goles, y el aspecto tan lamentable que vemos los restos de la muralla almohade:



2 comentarios:

  1. Hola Rafael, tu blog empieza a tener telarañas, ¿cuándo lo vuelves a poner en marcha? Echo de menos tus temazos, jeeeeeee...

    Un abrazo.

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