viernes, 13 de octubre de 2017

LA RESOLANA: ALGO MÁS QUE UN SITIO DE TRÁNSITO ( 1 )

La Resolana sevillana. Ese lugar siempre tan de tránsito, de tráfico…. Incluso aparentemente indiferente para muchos sevillanos, Resolana fue y es un espacio de paso. Hasta 1868 no se le conoció de forma oficial bajo ese nombre, aunque en el plano de 1848 de José Herrera Dávila ya existía esa denominación:


Sin embargo, ese extenso tramo que actualmente comienza en el Puente de Barqueta y finaliza en el Arco de la Macarena (o viceversa), tiene también una larga historia. Nacida en la Sevilla extramuros, desde los tiempos islámicos ya era un arrabal fácilmente inundable que comunicaba con las Puertas de Vib Arragel, de la AlmenillaPuerta Nueva (o postigo situado entre Feria y Resolana) y la Macarena. La Puerta de la Almenilla (más bien una torre con una puerta lateral), localizada en la intersección de la calle Blanquillo con la de Torneo, tuvo escasa importancia en cuanto a la actividad comercial se refiere, sin embargo ejerció un papel imprescindible para la estabilidad de la muralla frente a los envites de las crecidas del río, sufriendo varias reestructuraciones. Muy cerca de dicha Puerta se hallaba lo que se llamó el Patín de las Damas, que llegó a conformarse en una enorme plaza rodeada por la muralla desde poco más del 1300. Aquel lugar sirvió durante muchos años como espacio para el paseo, pero entre 1857 y 1858, años en que duraron las obras de la nueva red viaria, la Almenilla fue derribada y los terrenos del Patín pasaron a ser ubicación de los talleres del ferrocarril.

En las imagenes de abajo:
1) Panorama de como debió ser la Puerta de la Almenilla o de Vib Arragel. Detrás se aprecia la espadaña del Monasterior de San Clemente. Laboratorio de Arte. Universidad de Sevilla


2) Plano de Juan de la Viesca. 1745. Enclave donde apreciamos la zona del Patín de las Damas, la Puerta de Vib Arragel, así como el camino donde se hallaba el lienzo de muralla todavía sin derribar. El inicio de la futura Resolana es perfectamente imaginable. Sevilla, Archivo Municipal.


La fábrica de San Francisco de Paula y la Torre de los Perdigones

Como apuntamos anteriormente, las instalaciones de reparación y almacén ferroviarias fueron ocupando el principio de Resolana más cercano al río. Además, durante la segunda mitad del XIX la zona aledaña a estos talleres iría conformándose como un núcleo fabril hispalense de cierta importancia. En 1878, el Ayuntamiento presidido por José Morales Gutiérrez puso en subasta dos paquetes de terreno en Resolana que ocupaban el hueco entonces existente entre la tapia del ferrocarril que separaba los talleres y el arrabal de la Macarena: los lotes H e Y.

El segundo de ambos lotes fue adjudicado a Manuel de Mata y Muñoz, trabajador de la compañía de ferrocarril M.Z.A. De Mata fue el iniciador del complejo industrial de derivados del plomo llamado San Francisco de Paula, del que aún sobrevive la Torre de los Perdigones desde su construcción en 1885 hasta nuestros días, convertida en mirador con cámara oscura.

En 1892, el citado empresario adquiere el otro lote de terreno restante, el H, por lo que la fábrica se amplía. La producción habitual era de perdigones, planchas y tubos. El proceso final de la fabricación de los perdigones consistía en lanzarlos desde la parte superior de la torre (48 metros) hasta que caían en un recipiente de agua, donde se enfriaban.

El heredero de Manuel de Mata, Francisco de Mata Hepburn, tras el fallecimiento de su padre en 1918, alquiló la fábrica casi en su totalidad a la sociedad Figueroa y CIA Sociedad Civil Limitada. En 1948, los arrendatarios adquirieron la instalación definitivamente, manteniéndola en funcionamiento hasta los años 60.

Abajo, imagen del complejo fabril de Santa Paula, que estaba situado en el número 48 de la calle Resolana:


Entre 1917 y 1921 ocurrió la instalación de otra compañía en una zona colindante a la fábrica de perdigones, el almacén de maderas de Luis López Rebolledo, en Resolana 52 (Imagen abajo). Las obras del edificio parece que estuvieron a cargo de Rafael López Carmona. La fachada estaba formada por una parte central a modo de portada, flanqueada por dos espacios simétricos. Se combinan estilos modernistas y regionalistas. Al parecer, la fábrica se mantuvo casi intacta en su parte frontal hasta finales de los 80, momento éste en que la piqueta se encargó de destruir todo el complejo industrial a excepción de la Torre de los Perdigones.


A continuación, vista aérea del complejo industrial en 1988. Foto de Alberto Sánchez Pro. En la parte inferior derecha, observamos tapado por un edificio de la acera de enfrente, el almacén de maderas López Rebolledo (1); detrás, los talleres ferroviarios. En el centro (2), la Torre de Perdigones junto al muro y la techumbre de la fábrica ya demolida. En parte de las décadas de los 70 y 80, el desaparecido complejo industrial estuvo ocupado por numerosas chabolas, las cuales fueron desmanteladas definitivamente antes del derribo de las viejas construcciones fabriles, unas construcciones que proporcionaban una visión ciertamente pintoresca en aquellos años anteriores a la Expo del 92, motivo por el cual se hizo desaparecer el resto de un trozo de la historia industrial de nuestra ciudad.


Despedimos la primera parte de este reportaje sobre la Resolana, mediante la vista de la Torre de los Perdigones desde la calle Pacheco y Núñez del Prado. En el fondo se divisa lejanamente un vehículo Simca. En los años 70 todavía existían casas con este sabor a antaño y aceras con escasos vehículos, incluso en invierno.
















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