viernes, 13 de octubre de 2017

CINES DE VERANO EN 1982, A VISTA DE PÁJARO ( 4 )

CINE SINAÍ: Cine estival establecido en la calle de su mismo nombre, enclavado en la antigua Huerta de Santa Teresa, más allá de las antiguas fábricas - " y de un almacén de suministros eléctricos, donde actualmente está ubicada la Residencia de Ancianos Adorea. Detrás de dicho almacén existía una vaquería" - según nos ha respondido la web vivensevilla.com. Permaneció activo desde 1977 hasta 1983. En aquel entonces cada sala solía acoger el público de la barriada donde se encontraba, así como de los barrios limítrofes. Sus propietarios, los hermanos Herrador, dueños también de lugares como el Cruz Rosa, Begoña o Montecarlo, cerraron al no cumplir las condiciones impuestas entonces por el Ayuntamiento para solares municipales, que consistían en fuertes inversiones que ascendían en los 80 a unos diez millones de pesetas de entonces por cada sala. Los sucesivos consistorios no valoraron adecuadamente la tradición popular del cine de verano.


SANTA CATALINA: Calle Alhóndiga, 27, casco antiguo. Los inicios de la sala con ese nombre nos llevan hacia 1941, cuando menos, en la primera de sus dos etapas, que se cerraría poco antes de llegar a los cincuenta, cuando, por cercanía, recogió su testigo el mítico Cine Almirante, muy cerquita de aquel. Al llegar la década de los sesenta, el empresario Carlos Caydaso, que en un principio pensó montar allí un garaje, optó por la erección del Cine aprovechando un patio que pertenecía a tres casas. Era una sala muy bonita, pequeña, de la cual sabemos que en 1968 fue ampliada, llegando a un aforo de 500 personas. Su último verano fue el de 1986. Finalmente, fue considerado como lugar anexo para uso deportivo por el Instituto Velázquez.

PRADO DE SAN SEBASTIÁN Y BENIDORM MULTICINES: Durante los años dorados del cine de nuestra ciudad, el Prado de San Sebastián disfrutó de un cine de verano que comenzó nada menos que en la década de 1940. Se hallaba cerca de la Pasarela, y cuya peculiaridad más llamativa era la colocación de botijos con agua debajo de los veladores. A mediados de los sesenta, la sala cerró, para dejar paso al nuevo cine de los hermanos Herrador a partir de 1972. El aforo era de unas mil localidades, con 60 veladores.
Cerquita de aquel cine, habría que mencionar al Benidorm Multicines, perteneciente a la misma empresa del Alameda Multicines y el ABC Park Multicines, ambos expuestos en otras entradas de este blog. Nada menos que poseía 4 salas y una cabida para, aproximadamente, dos mil personas.

Abajo, vista de parte del Prado de San Sebastián, en 1982: 1 y 2, los dos cines; 3, Avenida de Portugal; 4, Pabellón de Portugal.



CINE ALMIRANTE: Si hemos hablado de un cine de igual nombre que éste, que existió por Santa Catalina en tiempos muy pretéritos de las salas de celuloide sevillano, ahora tratamos de esta sala, más moderna en el tiempo, que estuvo en la calle Almirante Topete, por el Tiro de Línea. Tan sólo hemos averiguado los veranos de 1982 y 1983 como registros de actividad cinematográficas de la sala.


Aún restan una o dos entregas de los cines estivales que funcionaron en 1982, momento en que, como mencionamos al principio de estas series, comenzó a comercializarse masivamente el video casero, uno de los grandes enemigos de las salas al aire libre. Poco después, la llegada de los "videos comunitarios" terminarían por acabar definitivamente con algo que todavía algunos consideramos debió ser patrimonio de todos, en este vaivén actual donde parece que la estética de lo que nos rodea, cada vez parece tener menos importancia. En mi opinión, considero que la estética de aquellos locales, es fácilmente reconstruible. Además, para la recuperación de los cines tampoco se trataría buscar ciegamente funcionalidad ni rentabilidad, porque las partidas a fondo perdido han existido en muchas ocasiones. Pero dejemos el hilo filosófico y de la reflexión para seguirlo en los próximos bloques dedicados a aquel verano del 82.

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